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SALMOS, HIMNOS Y CÁNTICOS ESPIRITUALES

Colosenses 3:16

 La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales. 

Vemos la gran importancia que tiene la Palabra de Cristo para ser sabios y poder exhortarnos y recibir enseñanza, aquí todo esto relacionado con nuestro canto.

Para entender el significado de las tres categorías mencionadas, es importante tratar de comprender la idea original. Un salmo es el canto acompañado con instrumentos. En el Antiguo Testamento, el libro de los Salmos es una colección de cantos, oraciones y poesía hebrea con algunas inscripciones para indicar tonadas, y el modo de tocar instrumentos y cantar.

Algunos salmos formaban parte de la liturgia en las fiestas, especialmente en la celebración de la Pascua.  Hay muchos tipos de salmos.   En la organización de los salmos se reconocen 5 himnarios, divididos por la época de su compilación.  Cada “himnario” termina con una bendición, o doxología.

Todo esto nos ayuda a entender que la palabra griega “psalmos” usada en las epístolas de Efesios y Colosenses, indica la Palabra de Dios cantada con el acompañamiento de instrumentos.  

La segunda de las tres categorías, el término “himno” viene del griego “humnos” con la idea de celebrar.  Los himnos dan homenaje a Dios, reconociendo sus atributos y lo que hace.  Son de contenido doctrinal.  Ya vimos que hay himnos en el libro de los Salmos, y en el resto del Antiguo Testamento se encuentran más.

Varias porciones del Nuevo Testamento han sido identificadas como “himnos” además de ser llamadas “cánticos”, por ejemplo: los de María y Zacarías en Lucas, y otros versículos aparentemente cantados por las congregaciones.

Han sido señalados los siguientes textos como “himnos”: Juan 1:1-18; Efesios 5:14 (fragmento tal vez asociado con Isaías 52 y 60); Filipenses 2:6-11; Colosenses 1:15-20; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 1:1-4; Apocalipsis 5:9, 10, 12, 13 y 15:3,4.

Ahora, algunas de estas citas dicen que son cánticos, y no mencionan que sean himnos. No siempre es fácil limitar un canto a una categoría, excepto por la de cantar Palabra de Dios (salmos).

El término “cánticos espirituales” que hemos visto en las tres categorías de Efesios y Colosenses viene del griego, “odees pneumaticos”, que significa odas sobrenaturales, o sea con aliento de Dios.  Según el diccionario Larousse, una oda es “un poema lírico, dividido en estrofas, destinado a celebrar grandes acontecimientos o a importantes personajes…o bien a expresar sentimientos más familiares”. “Cánticos espirituales”, como definido en este artículo, son cantos de testimonio que hablan de la presencia y obra de Dios. Cuentan una historia.

Los salmos, himnos y cánticos espirituales han de ser muestras de la llenura del Espíritu Santo y una vida de santidad.  No basta el canto rutinario, mediocre, con poco corazón. Tampoco caben los cantos de protesta, que simplemente demuestran falta de gratitud y hasta amargura. Los sonidos, actuaciones, y actitudes sensuales y mundanas no caracterizan “la verdadera alabanza”.

Nuestras voces deben entonar cantos que agraden al Señor y edifiquen a sus hijos. A todo costo debemos mantenernos a salvo de la “polución de la cultura popular”, de superficialidad, auto-centrismo y materialismo, para poder ofrecer sacrificios de alabanza que sean ofrenda de olor grato delante del Señor